Sí, como leéis… existe un museo de la comida repugnante, un lugar de pesadilla para unos y de comidas tradicionales para otros.
El museo «Disgustin Food Museum» o Museo de la comida repugnante nos permite apreciar el aroma y el gusto de hasta 80 platos de todo el mundo.
Cosas tan deliciosas como un smoothie de rana, desde Perú, un queso Maggot de Sardinia, con todos sus gusanitos, la fruta Durian, desde Thailandia, que ha provocado hasta desalojo de aviones por su desagradable olor y, por supuesto, el sueco surströmming, un arenque podrido que ha hecho recordar su desayuno a los más osados reporteros sobre viajes.
Este «paraíso» está situado en Malmö, la capital gastronómica de Suecia (aunque también podemos encontrar una sede en Los Ángeles) y cualquier gastrónomo que se precie debería vivir esta experiencia.
Cabezas de conejo picantes – Foto: Anja Barte Telin
El museo y sus delicias
Samuel West (curator) y Andreas Ahrens, director del museo, son los artífices de esta peculiar idea de museo.
En él se ofrecen hasta 80 comidas de todo el mundo, la mayor parte alimentos reales y el resto, réplicas o vídeos que presentan dicha comida. Alguna de ellas podemos olerlas e, incluso, probarlas si somos muy valientes.
El criterio para incluir estas «delicias» en la exposición obliga a que sean alimentos que se comen actualmente en algún lugar del mundo o que tienen una importancia histórica. Estos alimentos deben ser considerados repugnantes por algunas personas, aunque para otras seguro que estamos ante delicias o, sencillamente, platos tradicionales de diferentes países.
Curators del museo – Foto: Anja Barte Telin
Degustación al aire libre – Foto: Anja Barte Telin
Algunas de las delicias que podemos encontrar son las siguientes:
- Huevos centenarios, un plato típico chino elaborado con huevos de pato, gallina o codorniz que se deja en un entorno alcalino durante días o meses. El resultado es un huevo gelatinoso con un fuerte olor a queso.
Huevos centenarios – Foto: Anja Barte Telin
- Casu Marzu, el pecorino sardo que está infestado de larvas de moscas de queso. Los pequeños gusanos pueden saltar hasta 15 cm, así que tienes que cubrirte los ojos cuando lo comes.
Queso Casu Marzu – Foto: Anja Barte Telin
- Tiburón islandés: el olor es indescriptiblemente desagradable, huele a muerte y a amoníaco. Es imposible comer sin un gran chupito de licor islandés Black Death.
Tiburón islandés – Foto: Anja Barte Telin
- Natto: un derivado de la soja obtenido mediante la fermentación de la semilla. Por lo visto, resulta bastante desagradable para nuestros paladares occidentales, pero es muy apreciado por sus propiedades en Japón.
Natto japonés – Foto: Anja Barte Telin
- Murciélago de la fruta: produce un fuerte y desagradable olor a orina al cocinarlo, pero parece ser que su carne es dulce y con recuerdos a fruta madura.
Murciélago de la Fruta – Foto: Anja Barte Telin
El concepto de desagradable en las diferentes culturas
Como veis, el museo nos muestra un tipo de comidas que, para muchos, pueden resultar de mal gusto o desagradables pero, para otros, forma parte de su cultura culinaria.
El concepto de lo que es o no agradable cambia en cada cultura. Algo que por su aspecto, olor o tipo de alimento podemos considerar no comestible puede ser el plato histórico o típico de otra cultura.
¿Habéis intentado explicar alguna vez a un extranjero lo que es una morcilla? ¿Qué puede pensar alguien de otra cultura cuando le explicamos que nos comemos el rabo de una vaca o de un toro? ¿Y acaso no están deliciosos los zarajos?
En nuestra cultura existen multitud de platos que nosotros consideramos deliciosos, pero que pueden llegar a ser repugnantes para otras personas.
Este museo nos abre la mente para encontrarnos con otras culturas, recetas (algunas milenarias) y alimentos que jamás pensaríamos que se pueden comer.
Una experiencia para foodies de mente abierta.
EUROPA
Slaghuset, Carlsgatan 12A
Malmö, Sweden
31 Octubre – 1 Septiembre
EEUU
A+D Architecture and Design Museum
900 E. 4th Street, Los Angeles, CA 90013
Dec 9 – Feb 17