En esta ocasión, La Barraca viajera se desplaza al País Vasco, concretamente a la comarca de Deva, en Guipúzcoa, donde nos disponemos a visitar la sidrería Txindurri Iturri, un lugar que no deja indiferente a nadie. Este caserío, ubicado en un enclave espectacular, en plena naturaleza con vistas a un pequeño valle, dispone de 6 habitaciones y 1 apartamento.
Damos fe de que en esta sidrería el trato al cliente es exquisito y muy familiar, por parte de Aritz y Alazne, y la cocina es espectacular. Todos los platos están elaborados con productos de su propia huerta y de productores locales. Hemos tenido la gran suerte de probar su famosa «txuleta», la tortilla de bacalao (con la que algunas seguimos soñando), el bacalao con tomate, la ensalada de tomate de la huerta y, cómo no, el chorizo a la sidra, porque no olvidemos que la manzana aquí es la gran protagonista, desde la mermelada hasta el impresionante zumo que te ponen en el desayuno.
Nos llama mucho la atención, cuando entramos en la sidrería, ver una fila de barricas y más cuando nos dicen que una esta llena y que disponemos de un vaso para beber del «txotx» (grifo) cuantas veces queramos. Desde luego el ambiente es más que adecuado por las condiciones de temperatura y humedad y la sidra está impresionante. Tiene un color amarillo/dorado, está limpia y brillante, con una nariz franca de intensidad media, aromas a manzana, cítricos tipo lima y unas notas herbáceas que nos vuelven a transportar al lugar en el que estamos. En boca tiene un buen ataque, es fresca con buena estructura, baja acidez y con un amargor final que nos invita a seguir bebiendo.
Nos cuenta Aritz que la elaboran con sus propias manzanas, que tienen ocho variedades diferentes (Errexil Sagarra, Urtebi Txiki y Manttoni, entre otras), todas de cultivo ecológico y que siguen las pautas del método tradicional: se recoge la manzana más o menos durante la primera quincena del mes de octubre –aunque, lógicamente, dependerá de la variedad y el estado de maduración–, por supuesto de manera manual; una vez recepcionada se realiza un examen visual (se retiran las que puedan tener alguna anomalía), se lavan, se seleccionan, se trituran y se pasan directamente a las prensas, donde se obtienen rendimientos entre el 50 y el 75%; de ahí a fermentar en la kupela (barrica), donde también realiza la maloláctica.
A nosotros, para venir a esta sidrería, nos convenció una voz al otro lado del teléfono que nos transmitió tranquilidad y amor por la tierra. Pero, una vez llegamos, nos dimos cuenta de que era mucho más que todo eso… Era escuchar el silencio, era la madre naturaleza y, no me hagáis caso, será porque sigo aquí, sentada en el porche de este caserón mientras escribo este artículo, pero juraría que acabo de ver un galtxagorri (genio o duende).
Eskerrik asko.
Tuvimos la suerte de conocer ese lugar tan espectacular, en medio de la montaña, gracias a un torneo de fútbol.
Volveremos sin duda.
A nosotros también nos gusto mucho. Un lugar para repetir. Seguro que nos encontramos por allí.